Nació en el pueblo libanés de Sahel Alma, el 14 de julio de 1890. Labibé Zogbé, conocida como Bibí emigró a Argentina a la edad de dieciséis años. Llegó a San Juan para casarse con Domingo Samaja en 1907, convirtiéndose no sólo en ciudadana argentina, sino también sanjuanina. Aquí siguen estando sus descendientes de origen libanés.
Bibí Zogbé fue una mujer de la vanguardia que quiso dedicar su vida al arte, algo que logró y con creces. Su obra está representada en los siguientes Museos argentinos y extranjeros: Nacional de Bellas Artes, La Boca, Franklin Rawson de San Juan, Colonial de Corrientes y los Nacionales del Líbano, Brasil y Uruguay.
En su carrera profesional artística, recibió una sólida educación general en el colegio de “La Sainte Famille D’Jounie” (Beirut), donde se acrecentaron sus innatas aficiones plásticas en cursos especiales de dibujo. Posteriormente fue alumna del célebre maestro búlgaro Vladimir Dimitrov, que completó con la pintura su instrucción artística.
Realizó su primera exposición personal en la Argentina en el año 1934 en la Galería Witcomb (Inaugurada por el entonces presidente de la República, general Agustín P. Justo), constituyendo su presentación un verdadero evento, con unánime beneplácito del público y la crítica. Al siguiente año expuso en la Galería Charpentier de París repitiéndose allí el éxito conquistado en Buenos Aires, mereciendo elogiosos comentarios que destacaron su original personalidad. Su espíritu pleno de inquietudes la hizo trasladarse al continente africano, permaneciendo un año en el estudio del ambiente y costumbres, al término del cual efectuó con esos trabajos una interesante muestra en los salones de “Amigos del Arte” de Dakar.
En 1938 regresó a Buenos Aires, exponiendo nuevamente en la Galería Witcomb. En esta ocasión realizó por encargo oficial un importante ‘paneau” destinado al Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Terminada la segunda guerra mundial, se dirigió nuevamente a las regiones africanas exhibiendo en el Palacio Gubernamental de Dakar, otra interesante exposición. En la “Maison Amerique Latine” de París, reafirmó su renombre, y más tarde como invitada de honor del gobierno, ocupó los salones del Museo Nacional de Bellas Artes del Líbano, donde fue condecorada con la Medalla al Mérito Libanés del Cedro, en 1947. En este año realizó una exposición en el Cénacle Libanais del Libano donde recibió el título de “El Peintora des Flores” ya que ella nos invita a sentir y aspirar los perfumes de las flores de su tierra natal, la tierra maravillosamente hermosa de sus antepasados. Sus flores son el microcosmo del Líbano, “el Paraíso de Edén”, el símbolo del nacimiento a la Vida. Esta profusión de flores evoca una primavera eterna por los miles de colores que arden vistosamente en sus obras y la ubican en el círculo de artistas impresionistas a través de luminosos y vivos tonos.
En su atelier del pasaje Seaver, una cortada de una sola cuadra a la que se descendía desde la calle Posadas al 1300, se daban cita en veladas bohemias figuras del arte y de la sociedad porteña. Políticos como Alvear, Leopoldo Melo, Mariano de Vedia y Mitre, los poetas y escritores Fernandez Moreno, Capdevila, Alfonsina Storni, Mendez Calzada, Gerchunoff, Horacio Quiroga, Manuel Mugica Lainez, González Carbalho, Alvaro Melián Lafinur, y desde luego pintores y escultores: Quinquela Martín, Berni, Soldi, Larrañaga, Raquel Forner, Victorica.
Sus grandes e íntimas amigas fueron Alfonsina Storni y Silvina Bullrich con quien compartió muchos momentos importantes de su vida personal y artística. Falleció el 21 de marzo de 1975 en Mar del Plata, ciudad que la conoció íntimamente ya que pasaba allí todos los veranos. Sin duda el arte de Bibí Zogbé fué el de saber oír a las flores e imprimirle el poder de una misteriosa seducción.